DESCRIPCIÓN DEL BLOG:

Es un blog literario dedicado íntegramante a destacar la figura de Heberto Padilla, escritor, poeta y hombre de pensamiento dentro del marco de las letras cubanas, así como, develar la génesis y las consecuencias dentro de la cultura hispana y universal del llamado Caso Padilla. Es nuestra intención acopiar documentos éditos e inéditos sobre el particular a modo de esclarecer las circunstancias que rodearon este momentum histórico y preservarlo como legado a las generaciones más jóvenes de escritores, poetas y artistas cubanos e hispanohablantes en general.

miércoles, 27 de noviembre de 2013

Queridos amigos: tengo el gusto de presentarles el primer título de la Colección Álbum, de LINDEN LANE PRESS. Se trata de ERMITA. JAZMÍN Y MELAZA, escrito por mí, con fotos de HUGO A. MUJICA, MARK RODGERS y JOSE FOURNIER.
 
 
Un libro que puede considerarse ya histórico, pues recoge etapas distintas de lo que fue el antiguo central azucarero ERMITA, destruido hace unas décadas por el gobierno cubano. A Ermita le cambiaron el nombre por el de Costa Rica, en uno de esos afanes estúpidos por destruir el pasado. Así, los 365 centrales que había en Cuba tienen hoy nombres de connotación negativa, pues cargan la de revolucionarios muertos por la causa del comunismo. O la de pueblos de América Latina que nada tienen que ver con nuestra idiosincracia.  Un nombre es un nombre, y está compuesto no sólo de letras, sino que cada letra tiene un valor númerico, de modo que alterarlo es cambiar de cierta forma la energía del sitio.  Claro que han cambiado la energía de Ermita toda, al extremo de que destruyeron el central, y lo que hoy se mantiene es un poblado en ruinas, que --quierálo o no el gobierno de la dictadura-- muestra las huellas de un pasado mejor.
 
Este libro fue concebido por mí desde hace varios años, como el viejo sueño de homenajear a mi abuela paterna Manuela Guadalupe Pascual Heredia, que vivió allí hasta su muerte el 4 de julio de 1951. Muchas veces, no sólo durante las vacaciones escolares, permanecí junto a ella e incluso estuve a su lado hasta días antes de que falleciese a 56 años. Idelfonso Heredia, el abuelo de mi abuela era primo de los poetas José María Heredia.
 
No regresé nunca        a Ermita, pero el sitio ha vivido siempre en mí de forma entrañable, pues allí aprendí de mi abuela lo que ninguna universidad podría ofrecerme: el amor, la sencillez de la vida, y muchas formas ocultas de la belleza en el paisaje inmenso del alma.  De mi abuela aprendí especialmente sobre Dios, sobre cocina, sobre la constancia y la decisión de no dejarse avasallar por la circunstancia de ser mujer, entonces casi un impedimento para llevar adelante los sueños.
 
Un día, encontré el libro "Life in a Sugar Mill Town" --escrito sin pretensiones literarias, pero con ese algo especial que tiene el testimonio verdadero--, por Hugo A. Mujica, que nació y creció en Ermita y del cual se marchó a los 23 años.  Me encantó su lectura, y las fotos de él y su familia, tomadas durante los años 50 y que reflejan, mejor que cualquier escrito, lo que era entonces el central Ermita: un apacible poblado, con encanto, y vida casi bucólica, especialmente para la juventud. Mujica reside en Boston, donde se ha dedicado desde entonces a trabajar en la banca.
 
Cuando lo contacté fue muy amable y me hizo llegar una carta de su sobrino Mark Rodgers, con fotos de la visita de éste a Ermita en el año 1999.  Tanto me gustaron la carta y las fotos de Mark, donde todavía se puede ver al central moliendo la caña, en plena efervescencia, que decidí añadir estos documentos al libro.
 
Y finalmente, el primo Jose Fournier, guantanamero como yo, que vive en Miami, fue a Cuba a visitar a su familia en julio de este año, y accedió generosamente a viajar a Ermita --a unas veinte millas de Guantánamo--, buscar la antigua casa de mi abuelo Sanso Cuza, y tomar las fotos que verán en la sección final del libro. Jose trajo cientos de fotos y varios pequeños videos, y con ese material, sumado al de Hugo A. Mujica y su sobrino Mark, he confeccionado mi libro, dándole así vida a mis recuerdos. Junto a mi texto sobre mi vida en el central, siendo apenas una niña de 8 años, incluyo mi texto sobre el libro de Hugo A. Mujica, y otros que sirven de enlace a estas cuatro generaciones que dan fe de lo que fue y es el central Ermita.  
 
El libro trae además fotos de mi familia y de mi niñez allí, las de Mujica en los 50, las Mark Rodgers en 1999 y las de Jose Fournier en 2013. Un panorama único de este sitio. De modo que podrán ver y apreciar de cerca, casi como si hubieran estado allí acompañando a estos fotógrafos, al verdadero Ermita.  A veces la miseria es fuente de belleza, y claro, de nostalgia por un futuro distinto.
 
Quince años después de la visita de Mark Rodgers, la de Jose Fournier reafirma la belleza del poblado, de su vegetación y sus habitantes, a pesar de la miseria que los rodea.  Como dice Mark en su carta a los Mujica: "incluso desde lejos, Ermita es hermoso".
 
Espero que les haya despertado el deseo de adquiir una copia de este libro, a todo color, con 102 páginas, tamaño 8.5 x 11, pues fue creado con la intención de que sirva una vez leído, para permancer en su coffee table, como libro de arte.
 
Pueden pedirlo directamente a Amazon, a su tienda Create Space
 
 
o enviar $25.00 a nombre de Linden Lane Magazine a
 
LINDEN LANE MAGAZINE
PO BOX 101582
FORT WORTH  TX  76185-1582
 
Gracias y bendiciones
Belkis
 
 
Ermita. Jazmín y melaza
Authored by Belkis Cuza Malé, Photographs by Jose Fournier, Photographs by Mark Rodgers, Photographs by Hugo A. Mujica
List Price: $20.00
8.5" x 11" (21.59 x 27.94 cm) 
Full Color Bleed on White paper
102 pages
Linden Lane Magazine & Press
ISBN-13: 978-0913827185 
ISBN-10: 0913827185 
BISAC: Photography / Photoessays & Documentaries
Una visita retrospectiva al antiguo central azucarero Ermita, en la provincia de Guantánatamo, Cuba. Con textos y fotos antiguas y recientes de 2013.
Memorias de una niña en la casa de su abuela Manuela Pascual Heredia, durante los años 50, en el central azucarero Ermita.

jueves, 30 de mayo de 2013

Historia

Luis Pavón Tamayo: Sinfonía en gris menor

Nicolás Guillén, Alfredo Guevara y Luis Pavón Tamayo en el entierro de Bola de Nieve.
Comisario político en los 70, se ocupó de borrar a muchos de los mejores creadores en las letras, el teatro y la danza. La mediocridad impuesta entonces todavía opera como trauma en la cultura cubana.
Bastaron cinco minutos de transmisión televisiva para que su breve resurrección estremeciera a La Habana. En enero de 2007, la primera emisión de Impronta, un espacio que pretendía destacar a nombres relevantes de la cultura cubana, generó alucinaciones y protestas. Los que vieron aquel cortísimo programa no salían de su asombro o indignación, pues como figura inicial los realizadores del mismo eligieron a Luis Pavón Tamayo, no tan recordado por su poesía de huella endeble, sino por su rol de censor y extremista durante el tiempo en que presidió el Consejo Nacional de Cultura, entre 1971 y 1976.
Esas fechas bastan como señal cifrada para muchos, en tanto quedaron grabadas en la memoria de no pocos, y en la desmemoria oficial, como el tristemente célebre quinquenio gris. Quinquenio, decenio, tiempo muerto, en el cual desde esas oficinas, Luis Pavón y otros de no menos fatal recuerdo, como Armando Quesada, se empecinaron en hacer realidad penosa los argumentos de las actas del I Congreso de Educación y Cultura, amparándose en ellas para borrar de los ámbitos artísticos a quienes, en varios casos, eran líderes indiscutibles de las letras, el teatro, la danza y muchas otras expresiones.
La mediocridad que se impuso bajo esas órdenes opera todavía como trauma, y no dudo que, junto a aquellos que se alegren ahora mismo con la noticia que nos devuelve el perfil nefasto de Luis Pavón, estén algunos que aún teman verlo regresar como fantasma para seguirles arrebatando la paz de sus sueños. Porque fantasma era ya en sus últimos días Luis Pavón, y ni siquiera aquella intentona de la televisión cubana pudo transformarlo, como tal vez se quiso, en cuerpo palpable dentro de la cultura a la que él mismo tanto denostó y que ya había comenzado a olvidarlo.
Acaba de morir ese anciano al que vimos en los rápidos minutos de Impronta. Su reaparición inusitada en aquel programa desató la guerrita de los emails, que a la manera en que suele suceder en Cuba, empezó como sorpresa y terminó como resaca. Varios intelectuales cubanos, víctimas directas o no de su mandato, se cruzaron correos electrónicos para denunciar al fantasma, exigir que se enterrara de una vez aquel cadáver insepulto, y cómo no, a clamar por disculpas que nunca llegaron. Esos mensajes dan fe del trauma: los había más reposados, o concentrados en revelar datos poco aireados, junto a los que unían espasmos y patetismo, y una mal acallada sed de venganza tardía.
La televisión cubana se deshizo entonces en un galimatías interno que duró algunas semanas, sin saber cómo reparar el entuerto, mientras se iban sumando correos a aquella oleada en la cual, como hacía mucho no se veía, unían sus voces y demandas artistas cubanos residentes y no en la Isla, sin conseguir respuestas oficiales.
La UNEAC, que poco tuvo que ver con el fallido revival, publicó una nota que aclaraba menos, y se estimó que lo mejor era acallar el asunto, bajo pretextos tan mezquinos como el de no querer atormentar al pueblo con aclaraciones acaso poco pertinentes, al tiempo que se achacaba a la juventud de algunos de los miembros del equipo de Impronta la "ingenuidad" cometida. Ingenuidad dudosa, teniendo en cuenta que Armando Quesada se paseaba por los pasillos del ICRT hasta poco tiempo antes de que aquel programa saliera al aire, y que trataba de disimular la sorda batalla que ocurría en el propio instituto culpando no a los veteranos que vieron la oreja peluda de la "parametración" muy cerca, sino a aquellos a los que jamás les explicaron la verdad oculta detrás de ese amargo concepto.
Los resultados de todo aquello fueron variopintos, aunque sin dudas el más perdurable fue el ciclo de conferencias que organizó Desiderio Navarro desde el Centro Teórico Cultural Criterios, a fin de que se reorganizara parte de la memoria mal digerida de ese tiempo de pavor y Pavón, y que corrió por espacios tan diversos como la Casa de las Américas, el Instituto Superior de Arte y el ICAIC.
Un libro con varias de esas conferencias fue publicado y se agotó rápidamente. La esperada edición que sumaría a esos textos las restantes piezas acerca del rock, el cine cubano y el teatro (tema que asumí ante la reticencia de varios especialistas que dudaron ante el reto), no se consumó nunca. Para la fecha en que pronuncié mi conferencia "Las máscaras de la grisura, teatro, silencio y política cultural en la Cuba de los 70", era ya enero de 2009. En esos dos años el fervor, las demandas, los acaloramientos del primer instante, habían ido desliéndose en ese gran olvido cubano, que nos hace volver una y otra vez a los mismos fantasmas, porque nunca en realidad los exorcizamos del todo. O no nos dejan llevar el exorcismo hasta sus últimas consecuencias.
Ni peso ni nombre ni obra
Luis Pavón había nacido en 1930 en Holguín, y acaba de fallecer en La Habana, tal vez en su casa de Playa, o en algún hospital. Fue miembro de la UNEAC y se dio a conocer como un poeta digamos que discreto a partir del triunfo revolucionario con cuadernos como Descubrimientos, y El tiempo y sus banderas desplegadas, de título que carga aroma de consigna.
Fue abogado, y cuando se cerró el CNC para dar paso al Ministerio de Cultura, pasó a ser rector de la Escuela del PCC. Su leyenda urbana lo transforma en Leopoldo Ávila, el espectro que atacaba desde las páginas de Verde Olivo, con prosa marcial, a Virgilio Piñera, René Ariza, Antón Arrufat y otros "desviados", persistentes en el teatro del absurdo, en obras demasiado ambiguas, en personalidades demasiado impropias. Las diatribas alcanzaron también a Guillermo Cabrera Infante, Heberto Padilla y al dramaturgo José Milián, tildando de pornográfica  a su obra La toma de La Habana por los ingleses, estrenada en 1970 por Teatro Estudio, muy poco antes de que el I Congreso de Educación (y luego de Cultura, por sugerencia de Fidel Castro durante uno de sus discursos), le concediera un poder casi total que empleó en barrer a nombres como esos.
Si fue o no en verdad Leopoldo Ávila, es cosa que Pavón se lleva a la tumba, en estos días que también han divulgado la muerte de Alfredo Guevara y Jaime Crombet. Cada cual se ha llevado sus secretos, como rostros en un álbum mayor y no siempre abierto. Pasará algún tiempo antes de que algunas de esas verdades se aireen, y la memoria nacional se haga un poco más pródiga.
Tuvo una vejez que, aunque agrisada y lejana de los focos de atención que él mismo manejó, no consiguió limpiar ni edulcorar su pasado. En Impronta se le quiso retratar manipulando una frase del Che, que en verdad no era sino la dedicatoria que el argentino le había estampado en un ejemplar de su libro de pasajes en la guerrilla. Si la idea de dicho programa era blanquear su imagen, resucitarlo desde la efigie de un señor inocuo y de tranquilo proceder, la reacción que desató tal empeño sirvió para impedir que la maniobra se repitiera con otros de su mismo historial. Enterrado en vida, ese simulacro de homenaje no sirvió sino para echar sobre su cabeza otras cuantas paletadas de tierra.
Su poesía es hoy ilegible e inmencionable, aunque tal vez suene más digna traducida al eslavo, si recordamos que entre sus condecoraciones, Pavón ostentaba la Orden Cirilo y Metodio. Sus artículos en la prensa, una invitación al peor olvido, al tiempo que ejemplares muestras de la intolerancia que primó en nuestra prensa durante un buen tiempo, dejando secuelas que siguen dejándose ver aún hoy, de vez en vez.
En una antología preparada por Luis Suardíaz, David Chericián y Eduardo López Morales, puede encontrarse su rostro, emparedado entre versos de Roberto Fernández Retamar y José Martínez Matos, en el mismo tomo donde algunas de sus víctimas eran devueltas a la luz como parte de una generación que en realidad no fue nunca tal.
Recuerdo otra foto suya, en la cual aparece junto a Alfredo Guevara en el entierro de Bola de Nieve, que había fallecido repentinamente en México. Era 1971 y Pavón empezaba a disfrutar de su poder ante el CNC. Funcionario y enterrador, debió haber sentido un alivio profundo ante el cadáver del escandaloso piano man. Uno menos, se habrá dicho, al frente de aquel cortejo literalmente fúnebre.
Hablé con Luis Pavón Tamayo, según creo recordar, solamente una vez. Por teléfono. Había dictado ya mi conferencia, y con los materiales que la alimentaron, me di cuenta de que tenía que ir aún más profundo en el tema. Un libro, me dije, hay en todo esto, y aún estoy dándole vueltas a esos testimonios de quienes sintieron la grisura de aquella época en carne propia. Quise, sin embargo, escuchar tantas voces como me fuera posible antes de entrar en semejante empresa. Y así como hablé y entrevisté a Ramiro Guerra, Ingrid González, Antón Arrufat, Armando Suárez del Villar, José Milián, Iván Tenorio y muchos otros, me pregunté qué podría contarme Luis Pavón acerca de ese tiempo.
Procuré su número, lo llamé. Ya le habían advertido. Repitió a través del cable la pantomima que el programa de televisión quiso hacernos creer. Apeló a su vejez, a su enfermedad, para negarse delicadamente a una entrevista. No iba, como sí hizo Julio Dávalos, a revelarme otras aristas del asunto. Acaso, mientras hablábamos, se habrá encogido en su sillón, para simular con mayor credibilidad el papel del anciano mártir. Un viejo pánico, como aquellos que Virgilio Piñera imaginó en una obra que presagiaba el silencio y el terror de sus días finales.
No hubo pues entrevista. No creo que hubiera sacado mucho de ella. Pero a fuerza de ser justos, sentí que tenía al menos que intentarlo. Desaparecen archivos, se soplan las cenizas, se borran diarios y páginas que otros dictan desde el reverso opaco de los espejos que vieron lo que no quisiéramos tal vez saber, y así se va desmantelando cierto costado de la Historia. Mueren algunos personajes de esta otra obra, y con ellos algún matiz, un claroscuro, un índice de verdad, así sea corrompida, se nos escapa en el empeño de reconstruir las claves de un error. Qué me hubiera revelado ante la noticia que me empuja estas líneas, por ejemplo, el mismísimo Suárez del Villar, desaparecido ya hace casi un año. Para imaginar esa respuesta, seguiré persistiendo en los capítulos de mi libro.
Murió Luis Pavón, y La Habana lo despide con un golpe de llovizna. A estas alturas, no encuentro en la prensa nacional noticia de su deceso. Me gustará ver si se le recuerda y cómo. De qué manera a una persona que no tenía ya ni peso, ni obra, ni nombre, se le dice adiós. Alguno de sus viejos colegas: esos otros comisarios grises y mal sobrevivientes, midiendo el tiempo que pueda quedarle en este mundo a partir de la desaparición de quien fuera un soldado tan enérgico en el cumplimiento de su fatal misión, tal vez le dedique un instante de silencio. Probablemente menos de un minuto: el tiempo que en la lluvia media entre uno y otro relámpago.
TOMADO DE  :http://www.diariodecuba.com/cultura/1369769209_3471.html

martes, 16 de abril de 2013

Las botas del censor

| Por Víctor Manuel Domínguez
LA HABANA, Cuba, abril, www.cubanet.org -En los actos de censura o manipulaciones contra la vida y obra de los escritores cubanos, de nada sirve lo que opinen los demás. Los elegidos cancerberos de la moralina revolucionaria son los que  deciden quién forma parte o queda fuera  del acervo cultural de la nación.
Durante la pasada Feria Internacional del Libro de La Habana, se presentó (aunque no salió a la venta) una antología poética con la obra de Heberto Padilla (Pinar del Río, 1932-Alabama, 2000), prohibida, por subversiva, desde los años 70.
De nada sirvió que la poeta, escritora, periodista y pintora Belkis Cuza Malé, quien fuera la mujer de Padilla (y hoy dirige desde Fort Worth, Texas, el centro cultural y galería de arte cubano La Casa Azul), se opusiera a esta manipulación, junto con los herederos de la obra del escritor.
Los que actúan como dueños de vidas y haciendas en el país, decidieron presentar el libro, y como si no bastara con violar el deseo de Padilla de no ser publicado en Cuba hasta que desapareciera la revolución que lo encarceló y obligó al exilio por escribir, se volvió a publicar una obra del autor.
Esta vez, un poema de su libro Fuera del Juego (Premio Julián del Casal de la UNEAC, 1968), con una foto suya, fue publicado en el número 109 de la Revista de Literatura y Libros La Letra del Escriba, correspondiente a Septiembre-Octubre-2012.
Pero a la desvergüenza de la publicación, hay que agregarle el cinismo con que se presenta el tema del texto escogido, Poética, donde Padilla convoca a decir tu verdad, “aunque te tumben a pedradas la puerta/ y se amontonen delante de tu cuerpo/ como si fueras un prodigio/o un muerto”.
Como si ya existiera la libertad de expresión en Cuba, y sin pensar que Padilla, por decir su verdad, sufrió la humillación pública de auto inculparse, 38 días de calabozo, y un exilio del que no pudo volver, se publica uno de los poemas que más se le criticó.
Y nada menos que en una publicación donde aparecen algunos escritores con anteojeras revolucionarias o compresas poéticas para no ver lo que sucede aquí, como Edel Morales, su director, o como los que perdieron la lengua al ser expulsados de la Revista Unión por permitir que apareciera la poesía lujuriosa del Aretino (1492-1556),  como le sucedió a Ernesto Pérez Chang.
Es increíble tanta sumisión y miedo, mostrado por muchos que hoy integran una espuria de intelectualidad que no pasa más allá de un título universitario, tres o cuatro libros que nadie lee, y un grueso expediente de humillaciones y acatamiento de órdenes que bajan desde lo más alto del poder.
En los últimos días, el crítico y ensayista Roberto Zurbano, autor, entre otros libros, de  El triángulo invisible del Siglo XX cubano: raza, literatura y nación, fue expulsado de su cargo como Director del Fondo Editorial de la Casa de las Américas, por expresar al New York Times que “la revolución no ha comenzado todavía para los negros”.
¿Quiénes emplearon sus botas de censor contra Zurbano, desde las trincheras de la intolerancia parapetada en la revista digital La Jiribilla? Nada menos que otros siquitrillados por deslices fuera de tonos “revolucionarios”, como son el sociólogo Esteban Morales y el poeta, narrador y profesor Guillermo Rodríguez Rivera.
La historia se repite. ¿A quién le tocará su turno después?, como dijera el poeta que  pedía también una carga para matar bribones, que nunca hizo tanta falta como en la Cuba actual.
En cualquier caso, Zurbano es joven y los censores son ya viejos, a lo mejor no tiene que esperar el destierro o la muerte, como Heberto Padilla, para que su obra vuelva a circular en el país.
vicmadomingues55@gmail.com
TOMADO DE:  http://www.cubanet.org/articulos/las-botas-del-censor/

domingo, 7 de abril de 2013

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‘Puerta de Golpe’, para coleccionistas

José Abreu Felippe

Después de Herradura, al sur de Consolación, en la provincia de Pinar del Río, en Cuba, se encuentra Puerta de Golpe, un pueblecito tabacalero de apenas 8,000 habitantes. Se dice que su nombre proviene de una talanquera que había en una de sus fincas que, al cerrarse, producía un sonido como de golpe, muy fuerte. Sea ése el motivo o cualquier otro, es un topónimo que llama la atención, algo inusual para el nombre de un pueblo, aunque no se puede negar que posee una carga literaria, muy poética. En Puerta de Golpe nació, precisamente, el poeta Heberto Padilla (1932-2000) y éste es el título que escogió su compañera de muchos años, la también poeta Belkis Cuza Malé, para su “antología personal de Heberto Padilla”. Puerta de Golpe (Linden Lane Press 2013) reúne 52 poemas de cuatro libros, El justo tiempo humano (1962), Fuera del juego (1968), El hombre junto al mar (1981) y Una fuente, una casa de piedra (1991). Ignoro por qué no habrá incluido Provocaciones (1973), libro cuya lectura en la UNEAC, los primeros días de enero de 1971, provocó –o aceleró– la detención el 20 de ese mismo mes de Padilla y de la propia Belkis. Pero los problemas de Padilla con los organismos y los representantes de la dictadura habían empezado mucho antes. Pienso que llegado a este punto, es necesario un poco de historia.
En 1967 se suscitó algo verdaderamente inusual en el mundo intelectual bajo el castrismo: una polémica. En las páginas de El caimán barbudo, un tabloide cultural, se convocó a un grupo de escritores para que opinaran de Pasión de Urbino, una novelita de Lisandro Otero (1932-2008), que se había publicado un año antes. La nota discordante la había dado Padilla, que en esencia planteaba que hablar de la novela de Otero era perder el tiempo, y proponía como motivo de debate Tres tristes tigres de Cabrera Infante (1929-2005). Padilla era un gran polemista, su pluma afiladísima, y aún hoy leer todos aquellos textos resulta un banquete para los sentidos (la edición conmemorativa de Fuera del juego que publicó Ediciones Universal en 1998 recoge todo ese material, más otros valiosos documentos relacionados con el llamado “caso Padilla”, dificilísimos de conseguir).
Al año siguiente, 1968, un año mágico donde a nivel mundial sucedieron muchas cosas imborrables, Padilla presenta su libro de poemas Fuera del juego (los problemas empezaban en el mismo título) al certamen de la Unión de Escritores, UNEAC. Cuenta Belkis que esperaron, literalmente, hasta el último minuto para entregar el manuscrito, pues temían que alguien lo interceptara y no llegara al jurado. El lema, como para que no quedaran dudas, que utilizó Padilla fue el último verso del poema Hamlet, nada más y nada menos que de Pasternak: Vivir la vida no es cruzar un campo. El libro gana el premio y se forma el escándalo (el honroso jurado estuvo formado por J. M. Cohen, César Calvo, José Z. Tallet, Manuel Díaz Martínez y José Lezama Lima).
El 10 de noviembre de ese mismo año, un ser que se hacía llamar Leopoldo Ávila, publica en las páginas de Verde Olivo, órgano de las Fuerzas Armadas, una diatriba contra Padilla que tituló Las provocaciones de Padilla. Unos días más tarde se produce una declaración de la UNEAC condenando el libro. La mesa estaba servida.
Yo tuve la suerte de conseguir uno de los pocos ejemplares que se vendieron de Fuera del juego. Era una bomba. Cualquiera que leyera el libro sabía que aquello no terminaría bien. En los primeros días de 1971, la UNEAC, tal vez para apaciguar los ánimos o para darle a Padilla una oportunidad de rectificar, prepara un recital en sus salones. Ingenuamente, a mí modo de ver, Padilla sube la parada y lee poemas de un nuevo libro llamado, precisamente, Provocaciones (en obvia respuesta al tal Leopoldo Ávila). Y, como expresé al principio, el 20 de ese mes, la Seguridad del Estado detiene a Padilla (y a Belkis). Después de una temporada en el infierno, es decir en Villa Marista, Padilla escribe poemas a la primavera y se realiza la famosa autocrítica en la UNEAC, al más fino estilo estalinista, con el consiguiente y muy conocido escándalo internacional.
Padilla logra salir de Cuba en 1980, pero ya nunca sería la misma persona. Yo pienso que no pudo recuperarse del todo. Murió en Auburn, Alabama, el 24 de septiembre del 2000, Día de Nuestra Señora de las Mercedes, Patrona de los Cautivos. La selección de Belkis de su poesía es excelente, está ahí casi todo lo fundamental. De El justo tiempo humano, entre otros, el poema que le da título al libro Puerta de Golpe, Infancia de William Blake y Dones ( No te fue dado el tiempo del amor ni el tiempo de la calma), estos dos últimos, poemas fundacionales de la literatura cubana. Igual ocurre con Fuera del juego y el resto de los libros incluidos. La antología se enriquece con fotografías y una entrevista a Padilla realizada por Miguel Ángel Zapata. En fin, un material para coleccionistas y amantes de la buena poesía.• 



© 2013 El Nuevo Herald. All Rights Reserved.
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miércoles, 3 de abril de 2013

 
 
Diario Las Americas
Publicado el 04-01-2013
Un portazo que redefinió el rumbo de la literatura cubana
POR LUIS DE LA PAZ
http://diariolasamericas.com/uploaded_pictures/154620_1.jpg   Uno de los episodios más bochornosos en torno a la cultura cubana bajo el castrismo fue “El Caso Padilla”, por el cual el escritor Heberto Padilla (Puerta de Golpe, Pinar del Río, Cuba, 1932- Auburn, Alabama, Estados Unidos, 2000) fue a parar a la cárcel, se le obligó a retractarse públicamente y, al peor estilo de los procesos de Moscú bajo Stalin, fue condenado al ostracismo y luego al exilio donde como tantos otros falleció, creo, sin haberse él mismo recuperado del todo de “El Caso Padilla”. Fue un duro golpe que redefinió el rumbo de la literatura cubana, algo que ha perdurado hasta nuestros días, aun cuando este año, durante la Feria del Libro de La Habana, se dio a conocer Una época para hablar, edición “no vendible” con la poesía completa de Heberto Padilla.

En esta carrera acelerada por parte del aparato cultural de la dictadura cubana por adueñarse del nombre y la obra de los artistas que ellos mismos forzaron al exilio (sin reconocer que les destruyeron parte de sus vidas y que sus obras estuvieron y están censuradas en Cuba), no tiene la altruista intención de redimir a estos escritores, sino el malicioso propósito de distanciarlos del contexto donde tuvieron que rehacer sus vidas.

Mientras en Cuba publican a Padilla por primera vez en más de cuarenta años, en el exilio, la escritora Belkis Cuza Malé (Guantánamo, 1942), su compañera por muchos años, madre de sus hijos y también protagonista de “El Caso Padilla”, ha preparado Puerta de Golpe, mi antología personal de Heberto Padilla (Linden Lane Press, Texas, 2013), donde reúne “aquellos poemas de Heberto Padilla que impactaron mi vida a lo largo de todos estos años junto a él. Poemas que vi nacer y con los que conviví desde época muy temprana”, ha expresado la escritora.

En el libro se recogen poemas de El justo tiempo humano (1962); Fuera del juego (1968), el polémico libro que lo llevó a prisión; El hombre junto al mar (1981), ya en el exilio y Una fuente, una casa de piedra (1991). Como lector me hubiera gustado leer trabajos de su primer poemario, Las rosas audaces (1948), un libro de juventud, pero curioso para una antología, aunque sea personal, y en particular de Provocaciones (1971), pieza clave también en el proceso “El Caso Padilla”.

La selección de Cuza Malé prácticamente abre con Dones, uno de los grandes poemas de Padilla y uno de los tesoros poéticos de la literatura cubana de todos los tiempos. “No te fue dado el tiempo abierto/ como un arco hacia la edad de la esperanza”. Del emblemático Fuera del juego, Belkis selecciona, entre otros, No fue un poeta del porvenir y el armónico texto Una muchacha se está muriendo entre mis brazos: “Dice que es la desconcertada de un peligro mayor./ Que anduvo noche y día para encontrar mi casa./ Que ama las piedras grises de mi cuarto./ Dice que tiene el nombre de la Reina de Saba”.

Este es un libro, explica la antóloga, “personal, lleno de claves, si se quiere, acompañado de algunas viejas fotos”, imágenes que fortalecen la edición, que se completa con una entrevista a Padilla, realizada por el poeta peruano Miguel Ángel Zapata en 1987. En fin, un homenaje, más que oportuno, a uno de los más destacados poetas cubanos del siglo XX.

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jueves, 21 de febrero de 2013

Cuba edita obra de Padilla, símbolo de la censura castrista

La persecución contra Heberto Padilla, en 1971, quebró la relación de los intelectuales con La Habana.

por Roberto Careaga - 20/02/2013 - 08:28
El libro fue publicado en 1968, avalado con el premio de la Unión de Escritores y Artistas Cubanos, pero tres años después, Fuera de juego era casi una pesadilla. Para la Revolución Cubana y sobre todo para su autor, Heberto Padilla. El volumen era un poemario muy crítico del curso político en la isla en manos de Fidel Castro. Padilla terminó encarcelado, por “actividades subversivas”, y obligado a leer una denigrante declaración donde renegaba de sus libros. El caso explotó en el mundo y desde Mario Vargas Llosa a Jean-Paul Sartre pidieron a Castro que el poeta fuera liberado. En 1980, finalmente, Padilla se exilió en EE.UU.
Muerto en septiembre de 2000, a los 68 años, Padilla representó siempre un antes y un después en la tirante relación entre la intelectualidad mundial y la Revolución Cubana. El fin del idilio. Por supuesto, tras el caso sus libros desaparecieron de la isla. Cuarenta años después, se acaba el hielo: en el marco de la Feria del Libro de La Habana, la editorial Luminaria, en conjunto con la estatal Letras Cubanas publican Una época para hablar, libro que reúne toda la obra poética de Padilla.
Un acto infame
El volumen contiene los cinco libros que Padilla publicó, entre 1949 y 1981, incluido el polémico Fuera de juego. Trae artículos de su obra y opiniones de algunos de sus compañeros de generación, como Francisco de Oraá, Antón Arrufat, Miguel Barnet y Roberto Fernández Retamar. Este último, el “sargento de la cultura” como lo llamó Neruda, dijo a la revista cubana Esquife que la poesía de Padilla “es una de las más relevantes de su generación”.
Pero el rescate trae también una nueva controversia: la viuda de Padilla, Belkis Cuza Malé, denuncia que la edición blanquea la oscura historia de esposo. La escritora, que salió al exilio en 1979, dijo al sitio Cubaencuentro.com que Una época para hablar incluye un prólogo en el que “no se habla, por supuesto, del verdadero motivo por el cual la poesía de Heberto ha sido silenciada en Cuba durante más de cuarenta años, ni del bochornoso proceso conocido como el Caso Padilla”.
Inicialmente, el poeta fue un entusiasta de la Revolución. Un viaje en 1966 por el bloque soviético lo hizo retroceder; luego se desencantó en privado del régimen castrista. Tras Fuera de juego, su posición quedó expuesta. En 1971, hostigado sistemáticamente por las autoridades, conoció a Jorge Edwards, que llegaba en una accidentada misión diplomática a Cuba. Padilla le contó de las trabas a la libertad en La Habana, que Edwards sumó a su propia experiencia en la isla en el libro Persona non grata.
“Así opera Cuba. Los mismos que lo censuraron ayer, ahora lo publican”, dice Edwards a La Tercera. “Está bien que se le publique, pero con fidelidad, con respeto”.
Sin embargo, Cuza Malé acusa que nadie le pidió permiso para editar los poemas de su esposo. “El gobierno cubano no ha pedido permiso a los herederos de Heberto Padilla para publicar ese libro. Un acto infame de piratería y de maquiavelismo, que desde ahora denuncio, pues quieren usar su nombre y su obra para presentarlo en esa bochornosa feria del libro y aparentar que ya hay libertad de expresión en la isla”.
TOMADO DE: http://www.latercera.com/noticia/cultura/2013/02/1453-509956-9-cuba-edita-obra-de-padilla-simbolo-de-la-censura-castrista.shtml#

ALEJANDRO RIOS: Segundo ‘Caso Padilla’

 
En el Instituto Cubano del Libro donde trabajé, el poeta ultrajado iba a buscar traducciones. Era la forma de vida que le habían ofrecido luego de haberlo fustigado por escribir un libro impropio, Fuera del juego.
Aquel poemario memorable había sido premiado y luego publicado en 1968 con una coletilla obscena donde la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), condenaba su contenido por contrarrevolucionario. A Heberto Padilla le tocó ser, lamentablemente, uno de los primeros chivos expiatorios de la temprana intolerancia castrista. Fue apresado, como un vulgar delincuente, y lo hicieron protagonizar un capítulo a semejanza de los vergonzantes procesos estalinistas donde debió confesar su arrepentimiento por haberse prestado a ser parte del enemigo.
El llamado “Caso Padilla”, en 1971, fue la causa de que cándidos intelectuales internacionales perdieran la banda que cubría sus ojos y les impedía ver la verdadera naturaleza de la dictadura castrista para con sus intelectuales y reveló, por las malas, que había que estar “dentro de la revolución” porque los que estuvieran “fuera” serían castigados con saña.
El año pasado se dio a conocer un documental de Rebeca Chávez titulado Luneta No. 1 sobre la política cultural de la revolución donde, por primera vez, le permiten a un director de cine hacer uso de un breve fragmento donde se ve a Heberto Padilla actuando su mea culpa en un salón de la UNEAC con la suficiente habilidad e inteligencia para que sus semejantes de otras partes del mundo supieran en la difícil situación que se encontraba, fingiendo estar de acuerdo con las humillaciones sufridas.
Cuando Padilla iba a las oficinas del Instituto del Libro a buscar las traducciones literarias que luego no le acreditaban editorialmente, muchos de sus congéneres lo evitaban como la peste. Solamente mi colega Everardo Llanes, quien luego cometería suicidio por verse involucrado, involuntariamente, en los acontecimientos del Mariel, era quien le dirigía la palabra. Cierta vez, al retirarse el poeta, luego de su habitual conversación, Everardo me dijo: “Sigue siendo el mismo, no han podido cambiarlo”.
Después de ingentes gestiones de un prestigioso político norteamericano, Padilla pudo salir al exilio en el año 1980 donde desempeñó diversas responsabilidades académicas hasta su muerte en el 2000.
Ahora se anuncia en la Feria Internacional del Libro de La Habana la publicación de una suerte de obra poética completa del escritor, incluyendo Fuera del juego, bajo el título Una época para hablar, de las editoriales Letras Cubanas y Ediciones Luminarias, de Sancti Spíritus. La operación resulta suspicaz pues se trata de una publicación gratuita que celebra el 80 cumpleaños del poeta, encomendada, hace algunos años, por quien fuera entonces el ministro de Cultura Abel Prieto.
Han convocado a dos amigos del escritor para legitimar la edición. Pudieran haber considerado otra coletilla pero donde el gobierno se disculpara por todos los pesares que le causaron y lo marcaron de por vida. Pero no ha sido así. Aprovechan la oportunidad, ahora que no puede desmentirlos, para decir que quería volver a Cuba y, por supuesto, no han consultado a los herederos para autorizar la publicación del libro.
Otros comisarios culturales como Barnet y Fernández Retamar, que en tantos años no hicieron nada para redimirlo, se desviven en elogios. Francisco de Oraá, sin embargo, en arranque de abyección, lo vuelve a repudiar cuando escribe que “cedió a la tentación y a la ingenuidad de pretender ser un poeta disidente y obtuvo su libro peor y su desdicha”.
El blanqueo de tumbas siempre lleva aparejada un intríngulis deleznable donde la víctima sigue siendo zarandeada por los emisarios del aparato represivo que prosigue sus lamentables funciones sin avergonzarse de tanta infamia.

Read more here: http://www.elnuevoherald.com/2013/02/19/1411984/alejandro-rios-segundo-caso-padilla.html#storylink=cpy
TOMADO DE: http://www.elnuevoherald.com/2013/02/19/1411984/alejandro-rios-segundo-caso-padilla.html

viernes, 15 de febrero de 2013

Publican a Heberto Padilla en Cuba

La Feria Internacional de Libro de La Habana 2013 anuncia una edición, no para la venta, de lo que podría considerarse la poesía completa de Heberto Padilla

Como ya hemos comprobado infinidad de veces, el oficialismo cultural en Cuba —o quizás debería decir solo el oficialismo— mantiene una estrategia que se aviene o se supedita a la Estrategia Grande, la política; “Un paso al frente, y/dos o tres atrás: /pero siempre aplaudiendo”, dijo el poeta. Ahora, a él lo van a aplaudir, o aplaudirán sus poemas, pronto, en la Feria Internacional de Libro de La Habana 2013, que se llevará a cabo del 14 al 24 de este febrero. Las autoridades encargadas del evento han anunciado que se presentará “Una edición no vendible de lo que podría considerarse la poesía completa del cubano Heberto Padilla (1932-2000)”. El hecho se aborda en el número más reciente de la revista de arte y literatura Esquife, que se edita en la Isla, en el cual se afirma que “A casi medio siglo de estar ausente Heberto Padilla de las editoriales cubanas —entre otras razones por lo que significó la publicación de su libro Fuera del juego y lo que se denominó ‘El caso Padilla’—, llega ahora con el deshielo, para celebrar sus ochenta cumpleaños, Una época para hablar, la mirada resistente, iconoclasta y única de un poeta fundamental del corpus poético del siglo veinte cubano.”. Asimismo, en esta edición de Esquife aparecen varias opiniones de poetas cubanos de la generación de Padilla sobre el quehacer poético de este. Así, afirma Roberto Fernández Retamar: «Su propia poesía (a la que merecen sumarse sus traducciones) es una de las más relevantes de su generación»; Miguel Barnet: «Sin dudas, dejó una obra poética importante que reveló su personalidad contradictoria y sus preocupaciones extraliterarias. La promoción a la que pertenezco le debe mucho de su maestría en el oficio literario y su devoción a la poesía por la que arriesgó un trozo de su vida»; Francisco de Oraá: «Padilla no me caía bien, y aún así lo consideraba uno de los mayores poetas de los 50. Un libro, un poema (Infancia de William Blake) ejemplo de poesía pura, lo acreditan. Pero cedió a la tentación y a la ingenuidad de pretender ser un poeta disidente y obtuvo su libro peor y su desdicha».
Bueno, en las primeras líneas mencioné la estrategia del socialismo cubano para su supervivencia. Pero todos sabemos que esta estrategia, si bien ha mantenido aunque sea a duras penas al castrismo, también lo ha hundido en suma constante; puesto que se basa en la improvisación, el voluntarismo, el hacer del apagafuegos. No hay sedimentación. Es decir, como dijo el maestro Savón: “la técnica es la técnica y sin técnica no hay técnica”. Que sería lo mismo que esperar que una sola vaca que ha dado un día 80 litros de leche nos salvaría de la catástrofe o trazar las coordenadas del desarrollo de un país sobre un mandamiento tan mierdero como “Producción y defensa”.
Así las cosas, uno se extraña de que la oficialidad cultural de aquel país —de nuestro país— apenas hoy mencione a escritores ya fallecidos como pueden ser Onelio Jorge Cardoso, José Soler Puig, Gustavo Eguren o Guillermo Vidal, por ejemplo; esto son muertos que ya no “respiran”, diríamos. Hay otros que sí “respiran” y hay que homenajearlos, estrategia mediante, aunque el odio quede guardado. Esto por no mencionar a quienes están vivos, allí en la Isla, pero a quienes por el momento no es estratégico brindarles un homenaje; como Rafael Alcides, por ejemplo.
Bien, yo no encuentro nada negativo en que se publique en Cuba, “después de 50 años” y de haber sido en su momento perseguido y encarcelado, la obra de un poeta fundamental de la pasada media centuria. Pero lo que ocurre es que no se pueden ver estas tragedias desde un solo ángulo, desde nuestro solo ángulo. De modo que, al preguntarle sobre esta publicación en Cuba de la obra de Heberto Padilla, a la poeta exiliada cubana Belkis Cuza Malé, quien fuera esposa del autor de El justo tiempo humano, ella me expresa, entre otras cuestiones, que es de su conocimiento que en el prólogo a la referida edición, así como en un “artículo eufemístico” que la presenta, “no se habla, por supuesto, del verdadero motivo por el cual la poesía de Heberto ha sido silenciada en Cuba durante más de cuarenta años, ni del bochornoso proceso conocido como ‘el caso Padilla’”. Esto que reclama Cuza Malé es muy serio, sería justo que apareciese en la edición de Marras. Pero bueno... la estrategia.
Y dice más la exesposa de Padilla. Se calumnia al poeta en el libro en cuestión, aclara, cuando en el prólogo queda escrito que “en varias ocasiones pidió al gobierno de Cuba regresar a la Isla y le fue negado el permiso”. Y agrega la autora de Juego de damas que “El gobierno cubano no ha pedido permiso a los herederos de Heberto Padilla para publicar ese libro. Un acto infame de piratería, y de maquiavelismo, que desde ahora denuncio, pues quieren usar su nombre y su obra para presentarlo en esa bochornosa feria del libro y aparentar que ya hay libertad de expresión en la Isla”. Es dolorosamente cierto; esa es la estrategia.
Y me expresa Belkis, con tono de amargura, algo inobjetable: “Pero no podemos hacer nada. Ellos tienen todo el poder”.
Y esto es verdad. Hasta un día.

miércoles, 13 de febrero de 2013

Artículo de Raúl Rivero en el periódico El Mundo, de España sobre el acto de piratería del gobierno cubana con los poemas de Heberto Padilla.
 
Sala de columnas -
Otros piratas del Caribe
RAÚL RIVERO
  • DIARIO LIBRE
  • 12/02/2013

Otros piratas del Caribe

SÁBADO
Fieras del libro
Era irreverente, culto, fino, irónico y talentoso. Se había salido del rebaño porque quería ser libre y ya nada más tenía fe en el amor y en la poesía. Por todo eso y porque, además, lo publicaban en el extranjero y se lo decía a viajeros y corresponsales, Heberto Padilla (Pinar del Río, 1932 - Alabama, 2000) fue a la cárcel en marzo de 1971 junto a su mujer, la escritora Belkis Cuza Malé. Y los policías dejaron este letrero en la puerta de su apartamento de El Vedado: «Los habitantes de esta morada han sido puestos a disposición del Tribunal Revolucionario Número 1 de La Cabaña».
Ese asalto encendió el llamado caso Padilla que produjo la primera gran ruptura de la intelectualidad con el régimen cubano, terminó con el poeta y su familia en el exilio, con la prohibición durante más de 40 años de editar sus versos en Cuba y, en ciertas etapas, con una corriente de miedo estatal distribuida para que nadie pronunciara su nombre en público.
Ahora, que el poeta de Fuera del juego lleva más de una década muerto en la lejanía, quienes lo remitieron al tribunal de la fortaleza militar de La Cabaña lo quieren rescatar para mostrar su obra en ese mismo cuartel colonial que los españoles diseñaron para luchar contra los piratas y que los funcionarios de Cultura han elegido como sede de una feria del libro.
Los jefes ordenaron a unos guatacas que organizaran los poemas del escritor en un libro que no se pondrá a la venta. Se regalará a los invitados con la intención de utilizar esa edición para tratar de echar cenizas sobre su acoso y la resonancia universal que dejó a la intemperie la política de censura y represión del Gobierno.
Cuza Malé ha denunciado esta semana que la decisión de publicar esa colección de poemas del poeta de El justo tiempo humano es «un acto infame de piratería, y de maquiavelismo, que desde ahora denuncio, pues quieren usar su nombre y su obra para presentarlo en esa bochornosa feria del libro y aparentar que ya hay libertad de expresión en la isla». Y que no se ha pedido permiso a los herederos.
La mujer, viuda del poeta, que compartió con él cárcel, persecuciones y exilio, dijo que la edición del libro es de un descaro inaudito y lleva un prólogo y comentarios eufemísticos donde no se menciona el verdadero motivo por el que fue silenciada la poesía de Padilla ni el bochornoso proceso que vivió.
Sin embargo, añadió, «se calumnia a Heberto en ese libro, cuando se señala que en varias ocasiones pidió al Gobierno de Cuba regresar a la isla y le fue negado el permiso».
Cuza Malé acaba de publicar en Estados Unidos, con motivo del 81 cumpleaños del poeta, un libro con una selección de poemas de Padilla. Los que más la impactaron a lo largo de los años que vivieron juntos. La antología se llama Puerta de Golpe, que es el nombre del pequeño pueblo donde nació el hombre de Las rosas audaces. Está ilustrado con viejas fotos de familia y es, según la escritora, un libro lleno de claves. Estos versos los firmó Heberto en 1981: Sea la muerte de capa negra/ y su aureola de un amarillo intenso/ y tenga las costumbres que a ella le dé la gana;/pero el amor que sea/ como se practica en los trópicos/: cuerpos en pugna con la tenacidad del mediodía/ espaldas aplastando la hierba calcinada/ donde el verano esconde su pezuñas de pájaro...
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Puerta de Golpe: Mi antología personal de Heberto Padilla (Spanish Edition) by Belkis Cuza Malé (Feb 1, 2013)


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Gracias y bendiciones,
Belkis
 

lunes, 11 de febrero de 2013

Literatura

El régimen piratea los poemas de Heberto Padilla, denuncia Belkis Cuza Malé

Su voto: Ninguno (6 votos)
Según la escritora, su presentación se producirá en la Feria del Libro de La Habana.
La escritora Belkis Cuza Malé acusó a La Habana de "infame piratería" por publicar un libro de Heberto Padilla "sin permiso".
"En Cuba, la dictadura castrista ha anunciado con descaro inaudito la publicación de un libro que abarcará, dicen, la poesía completa de Heberto Padilla, y su presentación en la Feria del Libro de La Habana, la próxima semana", señaló Cuza en un mensaje.
Según la escritora, la obra llevará "un prólogo y artículo eufemísticos en donde no se habla, por supuesto, del verdadero motivo por el cual la poesía de Heberto ha sido silenciada en Cuba durante más de cuarenta años, ni del bochornoso proceso conocido como 'el caso Padilla'".
Sin embargo, "sí se calumnia a Heberto en ese libro, cuando se señala que en varias ocasiones pidió al gobierno de Cuba regresar a la Isla y le fue negado el permiso".
"El gobierno cubano no ha pedido permiso a los herederos de Heberto Padilla para publicar ese libro. Un acto infame de piratería, y de maquiavelismo, que desde ahora denuncio, pues quieren usar su nombre y su obra para presentarlo en esa bochornosa feria del libro y aparentar que ya hay libertad de expresión en la Isla", protestó Cuza Malé.
Quien fuera esposa del autor de Fuera del juego y compartiera con él algunos de sus peores momentos en Cuba dijo que "se equivocan, porque aunque Heberto ya no puede defenderse de tamaña infamia, está su obra y estamos los que lo queremos y honramos su memoria".
El régimen "no puede usar la obra de Heberto Padilla sin permiso", pues "sus libros tienen copyright", aclaró.
Cuza Malé ha reunido recientemente en un libro los poemas de Padilla que más impactaron su vida, bajo el título de Puerta de Golpe. Mi antología personal de Heberto Padilla.

Comentarios

Imagen de Anónimo
Es una verguenza y apoyo todo lo que se dice en el artículo...Pero hace falta que en DDC también hablen cuando en el canal 41 ponen diariamente audiovisuales de jóvenes cubanos y películas cubanas sin autorización ni derecho de autor. Eso también es piratería...Mi comentario no va en contra del hecho en si, que me parece detestable y DDC hace bien en publicarlo....Sino más bien contra DDC, y su parcialidad ridicula....¿O es que la piratería solo sucede en paises como Cuba?

Imagen de Anónimo
QUE  VERGUENZA!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

YO  RECUERDO  TODO  A QUEL  PROCESO!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

ARRIBA  BELKIS,  SI  HAY QUE APOYARTE  CUENTA  CON ESTE  GUAJIRO CUBANO
Imagen de cochinillo ilustrado
acá pueden ver un anuncio de la edición cubana de la Poesía completa de Padilla

http://www.esquife.cult.cu/index.php?option=com_content&view=article&id=...
Imagen de Linea Recta
NADA NUEVO.   SON capaces de ESO y de MUCHO MÁS pues allí lo que VALE es el CASH..... para sostenerse unas semanas o meses más en el poder.... que se les VA.....Amén !!!
Imagen de Hipólito Ramírez
Si fuera Padilla nada más! En Cuba se piratea todo. Las películas que se están estrenando en cines de EEUU y no han salido en video, se pueden ver en La Habana.
Imagen de Anonimo
Lo hacen siempre. Ahora fue Padilla y antes fueron otros. Las obras de escritores cubanos fallecidos es publicada al interior de Cuba sin autorización alguna, basándose en que "los lectores cubanos deben conocerla". Fuera de Cuba los derechos de autor se han extendido incluso hasta 75 años después de la muerte de un escritor. Pero en la isla sólo reconocen hasta 50, para abrogarse el derecho de piratear. Uno de los entes encargados de comercializar estas obras robadas, cuando es posible, es la llamada Agencia Latinoamericana, que en muchos casos dice falsamente representar a los autores y hasta sus herederos. Debiera imponerse alguna sanción económica por estos actos de pillaje.
Imagen de La Avellaneda
Honestamente esto es una falta de respeto en mayúscula.
Aquí tienen al poeta: http://www.youtube.com/watch?v=iIQB5cI9b4A
Que en paz descanse y que no mancillen su memoria.

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TOMADO DE: http://www.diariodecuba.com/cultura/15244-el-regimen-piratea-los-poemas-de-heberto-padilla-denuncia-belkis-cuza-male